Hace años que se popularizó el concepto de “superalimento” y son muchos los ingredientes que han pasado por esta etiqueta, algunos en un inicio extraños y complejos de encontrar. No ha sido hasta hace poco que hemos empezado a vislumbrar las propiedades para nuestra salud de diferentes comestibles y especialmente para nuestra nutrición. Estos nos resultan mucho más familiares y accesibles, incluso forman parte de nuestra rutina diaria. Uno de ellos es el café: una de las bebidas más socializadas alrededor del mundo (junto con el agua o el té) aunque su procedencia sea Etíope. Este se ha extendido su cultivo en diferentes zonas tropicales y subtropicales del planeta.
En nuestro país solo existe una plantación en Gran Canaria, pero somos grandes importadores y consumidores de los granos de este arbusto. Demonizado por algunos en su momento, en la actualidad ha recuperado el lugar que se merece gracias a las nuevas investigaciones y descubrimientos.
¿Cuánto café se debe tomar?
Antes de mencionar los múltiples aportes para nuestra salud, queremos hacer un inciso para aclarar el mejor modo en que podemos ingerirlo. A menudo acompañamos el café con ingredientes poco saludables y que pueden llegar a sabotear los usos iniciales que queríamos darle. Los mejores ejemplos son el azúcar y otros endulzantes, bebidas alcohólicas, la leche entera o productos más grasos como la leche evaporada, la nata, el helado…
No vamos a extendernos aquí sobre los perjuicios del uso de azúcar o el alcohol ni sus alternativas más saludables, pero sobra decir que conviene prescindir de ellos o moderar al máximo su consumo. Respecto al resto de ingredientes hay que valorar la cantidad y si no nos resultan incompatibles con nuestra finalidad.
La forma más saludable y genuina de beber café sería el café solo americano, con o sin hielo. También podría añadirse una cucharadita de aceite de coco, leche vegetal, desnatada (o entera si las grasas no nos son ningún problema)… estas últimas todas opciones válidas según el caso. Lo importante es vigilar las dosis y que los añadidos no nos estropeen nuestros objetivos.
Beneficios de beber café
- Activa mente y cuerpo: la cafeína es conocida por sus propiedades estimulantes, esto resulta ideal tanto para la práctica deportiva (aumenta resistencia y potencia) como para momentos en que necesitamos un mayor rendimiento académico, ya que aumenta la memoria y mejora la actividad cognitiva.
- Mejora la pérdida de peso: sin tener en cuenta la ayuda a la hora de realizar ejercicio, que ya de por sí surtirá efecto adelgazante, la misma cafeína funciona acelerando la termogénesis de las grasas, por lo que quemaremos más cantidad en menos tiempo. También se han demostrado propiedades mejorando la retención de líquidos, factor importante a la hora de bajar de peso.
- Gran antioxidante: uno de los motivos por los que más se ha recomendado la ingesta de café es por la gran cantidad de polifenoles que contiene. Los polifenoles son potentes antioxidantes que combaten radicales libres, reduciendo envejecimiento y evitando diferentes enfermedades degenerativas. El proceso del tueste habitual del café disminuye considerablemente la cantidad, aun así sigue siendo una buena fuente de ellos. Por otro lado, existe la opción de incluir el café verde (sin tostar) en nuestra dieta para aprovechar sus beneficios al máximo.
- Prevención de graves enfermedades: se siguen estudiando sus efectos a la hora de prevenir enfermedades tan dañinas como el cáncer de hígado, colorrectal, melanomas, Alzheimer o diabetes tipo 2.
Precauciones que se deben tomar
Sin embargo, aún y sus grandes dotes debemos de seguir teniendo en cuenta una baja dosificación, o bien una completa eliminación de la dieta en estos supuestos:
- Embarazo y lactancia
- Ansiedad e insomnio
- Propensión a conductas adictivas
- Dolores de cabeza habituales
- Presión arterial alta
- Reflujo y/o úlcera
- Toma de algunos medicamentos como antibióticos
Como de costumbre, un consumo responsable y adecuado a nuestro caso marca la diferencia a la hora de mejorar o no nuestra salud.