La protección solar es uno de los asuntos respecto a cosmética y salud cutánea a los que más importancia se le ha dado desde la comunidad científica. Los mayores índices de padecimientos asociados a la exposición solar de las últimas décadas como el melanoma, las quemaduras, manchas o envejecimiento prematuro. Todo ello, ha ocasionado una alarma y posterior prevención que nos ha ayudado a poner de manifiesto la importancia de un protector solar capilar que nos ayude con los rayos solares constantes o excesivos.
Nuestra piel es la protagonista en esta historia de amor-odio con los rayos UVB y UVA, pero a menudo nos descuidamos de una parte que también ve reflejados esos perjuicios sin prestarle tanta atención: nuestro cabello y cuero cabelludo.
El impacto de la radiación solar al cabello y a la piel
Tomar el sol se ha visto demonizado por la complicada relación de daños que hemos percibido desde hace tiempo. Si bien es cierto que la protección durante todo el año es una tarea que no debemos de obviar, también tiene beneficios. La solución tampoco es evitar el sol por completo, sino hacerlo de manera comedida y responsable.
Para nuestra melena no es menos importante utilizar un protector solar capilar. El sol favorece la síntesis de vitamina D, también a través de nuestro pelo y la dermis de nuestra cabeza. También puede llegar a mejorar la vasodilatación de los capilares y, por ende, la circulación sanguínea en nuestro cuero cabelludo. Esto, ayuda a que el pelo crezca más rápido y fuerte.
Con lo cual, ¿es necesaria la protección solar en nuestro cabello? La protección solar es especialmente necesaria cuando pasamos horas al aire libre, en cualquier estación o bien en épocas estivales cuando tomamos el sol de forma consciente. Los motivos son, que además de sus ventajas, también vemos como existen deterioros asociados a las radiaciones solares. Este es el caso de mechones más quebradizos debido a la sequedad y falta de flexibilidad ocasionada por quemaduras, oxidación de los pigmentos del pelo, tanto en los teñidos como en naturales y quemaduras en la sensible piel del cuero cabelludo.
Qué protector solar capilar elegir
Ya sabemos que tenemos que protegernos, ahora necesitamos recordar que hay que reaplicarlo según las condiciones a las que lo sometamos: baños de agua dulce o salada, arena, sudor…
Además de su uso reiterado, deberemos insistir en las zonas más dañadas como puntas y en mayor medida con los cabellos tratados con tintes, decoloraciones o permanentes.
Tampoco podemos usar el mismo protector que utilizamos en la cara o el resto del cuerpo para nuestro pelo. Lo conveniente es hacer uso de un producto específico que, además, incluirá vitaminas y minerales especialmente indicados para el cuidado y protección de nuestro pelo y su color y brillo.
En el mercado existen muchas marcas de gran calidad y los formatos en que los encontramos se reducirían prácticamente a tres:
- Aceites: el formato más utilizado por su comodidad y capacidad nutritiva.
- Aceites secos: más ligeros que los anteriores, dejan menos restos en la piel del resto del cuerpo.
- Leches: una textura más espesa e hidratante aunque algo más complicada de aplicar.
Cómo utilizarlos
En primer lugar, cabe decir que deberemos acompañar el tratamiento de protector solar capilar de productos adecuados a las condiciones ambientales: champús para el cabello, acondicionadores y mascarillas delicados y neutros. No se tiene que realizar lavados no muy frecuentes y agresivos, uso de toallas de microfibra y evitar en la medida de lo posible el empleo de herramientas de calor como secadores, planchas y tenacillas. Si esto último no es posible, se hace imprescindible la aplicación de productos protectores del calor.
Una vez implementada una rutina que cuide de nuestro cabello, y antes de la exposición, deberemos desenredarlo con cuidado y un cepillo amable con nuestra melena, empezando por las puntas y subiendo de medios y raíces. La aplicación del protector elegido también debe de ir de puntas a raíces, dejando para las raíces los restos que puedan quedar. Si nuestro cabello es graso, evitaremos las raíces. En este caso usaremos un aceite seco específico para nuestro caso. Una vez extendido con nuestras manos, cepillaremos superficialmente o con un peine/cepillo de cerdas separadas para acabar de repartir entre todas las fibras capilares.
Finalmente, volveremos a aplicar tras los baños o después del tiempo que nos permita nuestro FPS. Al igual que sucede con nuestra dermis, el cabello claro también sufre más las agresiones que el oscuro, por lo que los tiempos se recortarán y la administración será más frecuente.