Las solemos utilizar con asiduidad, pero es posible que no siempre acertemos con ellas. Las cremas faciales y los productos de cosmética facial se han convertido en uno de los elementos más utilizados por grandes consumidores a la hora de tratar esas imperfecciones y alteraciones en el correcto funcionamiento del organismo. De este modo, todas y cada una de ellas cuentan con una formulación determinada que pueden ocasionar un conjunto de situaciones que pueden mejorar nuestro cuerpo.

Actualmente, nos encontramos con una amplia gama de ofertas y de productos faciales que pueden adaptarse a la perfección a nuestras necesidades a simple vista, pero no siempre es así. Eso se debe principalmente al hecho de que existen una gran variedad de productos que no terminan adaptándose a las peticiones de los usuarios más exigentes. 

Qué es una crema facial

En el momento de hablar de una crema facial hacemos referencia principalmente a esa emulsión heterogénea donde entre sus ingredientes forman parte de dos o más líquidos poco inmiscibles. De este modo, en el momento que entran en contacto ambas sustancias y son agitadas, se fragmentarán en pequeñas partículas y quedarán mezcladas entre ellas. Con esta simple acción lograremos que se genere la emulsión deseada.

En el caso de las cremas faciales, donde normalmente la mayoría de elementos no son miscibles y a la larga necesitarán un elemento adicional emulsionante que ayudará a mezclar este tipo de productos, siendo los de naturaleza sintética o natural los principales. En líneas generales, una crema cosmética facial es una mezcla de grasas, agua y emulsionante que se complementa gracias a conservantes o antimicrobianos. 

Conoce tu piel

Hoy en día en el mercado existen distintos tipos de piel, y es que no existe una piel idéntica para todas las personas del planeta. Partiendo de esa premisa, no es de extrañar que dependiendo de la genética de la persona se encuentre con un tipo de piel u otra, provocando un cambio en el comportamiento de las cremas cuando se apliquen. A continuación os dejamos los tipos de piel más frecuentes:

Piel normal

Se trata del tipo de piel perfecto. En él no hay imperfecciones y cuenta con una textura regular. De este modo, nos encontramos con una piel de aspecto suave y limpio, la cual no requiere de cuidados especiales. 

Piel sensible

En el momento de hablar de la piel sensible nos referimos principalmente a un tipo de piel propensa a reaccionar a los estímulos que recibe. De este modo, nos encontramos con una piel frágil que puede comportar una serie de sensaciones de incomodidades provocadas por el calor, la tirantez o el picor. Todo ello es debido a su perdida de función protectora, siendo pieles delicadas que necesitan mayores cuidados para combatir la sequedad y aspereza que pueden llegar a tener. 

Piel seca

Como norma general, este tipo de piel tiene un carácter temporal, siendo causada principalmente por el clima, la baja humedad del aire y la inmersión en agua caliente. En caso de que no se cuide la piel seca puede provocar algunos problemas cutáneos propios como eccemas o bien infecciones, provocando grietas quedando expuestas a las bacterias del entorno. 

En ese sentido, los síntomas de la piel seca pueden varias dependiendo de la edad, el estado de salud o de otros factores. Entre otros elementos, se caracteriza por una sensación de tirantez prolongada, llegando a adquirir un color gris ceniza. Partiendo de esa premisa, la piel atópica es una de las principales enfermedades cutáneas, provocando la descamación e irritación.

Piel grasa

Se trata de un cutis poroso, húmedo y brillante, que se produce principalmente por un exceso de producción grasa mediante las glándulas sebáceas. Esta situación se debe principalmente a desajustes genéticos u hormonales.  

Piel mixta

En algunas personas nos encontramos con situaciones donde se combina la piel seca y la grasa, debido principalmente a una distribución irregular de las glándulas sebáceas y sudoríparas. En ese sentido, esa zona más grasienta se encuentra principalmente en la cara, entre las cejas, frente, nariz y barbilla. 

Piel escamosa

En el caso de contar con la piel irritada, es posible que nos encontremos con casos de descamación. Esta se caracteriza por desprendimiento de grandes escamas de la epidermis. En algunas situaciones se debe principalmente por reacciones alérgicas, infecciones por hongos, trastornos del sistema inmunitario o bien estafilococos. 

Manchas rojas

La aparición de manchas rojas en la piel se puede deber principalmente a distintos motivos dermatológicos, aunque es cierto que es posible que mediante patologías como la rosácea se vea incrementado. Por otro lado, enfermedades de boca, pies y manos, junto a la alergia de algunos medicamentos, puede generar un efecto negativo en el desarrollo de nuestro día a día.

Lunares en la piel

Cuando hablamos de lunares o manchas en la piel, se suele destacar que se producen desde la infancia y niñez, pasando por la adolescencia y terminando en la edad adulta. Todo ello está causado principalmente por unas células pigmentadas, y que suelen ser inocuos. En caso de que aumenten de dimensiones se recomienda visitar al especialista.  

Tipos de crema

Como se ha observado, existen en este momento distintos tipos de piel y cada uno tiene un tipo de crema que puede adaptarse rápidamente a su piel. Entre ellas destacan:

  • Crema reafirmante: En líneas generales, se trata de un tipo de cremas que ayudan a regenerar, tonificar y alisar los tejidos de la dermis. Este tipo de cremas deben contar con ácido hialurónico, colágeno, vitaminas A y C o bien aloe vera. 
  • Cremas anticelulitis: Este tipo de crema permite eliminar las toxinas y a la vez recuperar la circulación de la piel, eliminando su inflamación. En el momento que el tratamiento surte efecto, rápidamente la piel vuelve a su atractivo natural, con un toque suave y sano. 
  • Crema antiestrías: Normalmente, este tipo de cremas cuenta con una gran cantidad en elastina. Este tipo de producto evita la ruptura de la piel gracias a la hidratación. Por otro lado, nos encontramos con compuestos como Pantenol y centella asiática, componentes nutritivos y estimulantes en la producción de colágeno, fomentando la elasticidad, flexibilidad y suavidad. 
  • Cremas exfoliantes: Estas cremas eliminan las células muertas y las hidratan limpiando la piel. Con este tipo de productos se logra eliminar esas células muertas que ejercen la función de barrera protectora y así permiten fomentar la regeneración celular inferior. 
  • Crema antimanchas: Se trata de un tipo de crema que permite eliminar y reducir la acumulación de la melanina y a la vez protege la piel de agentes solares. De este modo, deben contener grandes cantidades de vitamina C y despigmentantes, cuyos tratamientos tendrán una duración superior a las cuatro semanas. 

Principios activos de una crema facial

Las cremas faciales cuentan con distintos componentes, siendo principalmente los que cuentan con un principio activo los más importantes, provocando que existan un cambio notorio en la piel. Los más importantes son: 

  • Retinol:  Es el principio activo de la vitamina A. Se trata de un componente exfoliante, que permite regenerar la piel dándole luminosidad. Saber qué es el retinol, que beneficios tiene y cómo usarlo dependiendo del tipo de piel que tengas será fundamental para obtener los resultados deseados.
  • Q-10: La coenzima Q–10 es uno de los antioxidantes más potentes con una gran carga anti bactericida. A medida que envejecemos, los niveles del organismo de Q-10 disminuyen, volviendo la piel más seca y con arrugas. Este principio activo permite que la piel no envejezca y aporta energía a las células. 
  • Colágeno: juega un papel fundamental en el mantenimiento de la piel, dándole mayor firmeza. Cada uno de los componentes de nuestro cuerpo cuenta con fibras de este compuesto, por lo que la carencia del mismo proporciona una sensación de flacidez. 
  • Ácido hialurónico: Es un elemento natural que cuenta con una de las mayores capacidades de retención de agua en nuestra piel. Se trata de un elemento que reconstruye las fibras que sostienen los tejidos y los mantiene elásticos. 
  • Vitamina C: Es uno de los mayores antioxidantes y protege a las células de esos radicales liberados, llegando a oxigenar la piel y dándole esa luminosidad necesaria. A todo ello, es uno de los compuestos activos más potentes gracias a su poder de formación de colágeno. 
  • Aloe Vera: En un tratamiento de serum permite penetrar mejor en la piel, actuando como antiinflamatorio y regenerador del tejido cutáneo.