La caída del cabello o alopecia puede llegar a tener diferentes orígenes y ser multifactorial. Desde etapas hormonalmente revueltas, hasta la edad, propensión genética, tratamientos médicos… pasando por los cambios estacionales o situaciones de estrés. Todo ello hace que muchas veces no sirvan los mismos tratamientos intensivos para paliarla o, que incluso, no exista aún un remedio realmente efectivo para algunos tipos de alopecia. Eso no significa que muchas no se puedan mejorar o hasta frenarse con algunos tips y ayudas tanto de la medicina alopática como medios alternativos.
Causas y tratamientos
Como hemos dicho, las causas pueden ser múltiples, pero debemos conocer cuál es nuestro caso en concreto para poder valorar su terapéutica. Existen algunas, como el tratamiento con fármacos muy agresivos, como la radioterapia o la quimioterapia, sobre las que apenas podremos actuar y solo nos quedará dejar pasar el tiempo para recuperar nuestro estado anterior. Es por esto que nos centraremos en tres de las causas más comunes sobre las que sí podemos actuar.
Estrés
El estrés muy intenso y repentino o bien sostenido a lo largo de demasiado tiempo puede ocasionar, entre muchas otras cosas comer por ansiedad o bien la pérdida de nuestro cabello. Suele darse en impactos emocionales fuertes o en épocas donde nuestro nivel de exigencia es mucho mayor a la capacidad que tenemos para sostenerlo. El motivo por el cual sucede es una serie de procesos inflamatorios que desencadenan una ruptura en el ciclo natural de vida de nuestro pelo.
Como el estrés también es una dolencia multifactorial requerirá de un análisis individualizado. Si se ha detectado una problemática como la descrita, lo ideal es consultar con un profesional de la salud mental para acordar el abordaje más oportuno, que puede ser psicológico o combinado con fármacos.
Por lo tanto, y cuando nos referimos a esta causa, no existen trucos milagrosos y que nos sirvan a todos por igual, pero si hay técnicas generales que pueden ayudar a bajar nuestros niveles de cortisol. Entre ellos destacan: disminuir el ritmo de trabajo, meditar, practicar deporte, mantener una alimentación equilibrada, organizar nuestro tiempo de un modo más pautado, distanciarnos por una temporada de la fuente estresora…
También podemos mirar de equilibrar nuestro sistema nervioso mediante el uso de los sentidos: aromaterapia, masajes (tanto automasajes con diferente aparatología como recurriendo a profesionales especializados), música o sonidos suaves y naturales. Buscar un orden en nuestro hogar o lugar de trabajo para evitar el “ruido” visual, o bien tener a mano alimentos saludables que nos sean palatables, es decir: placenteros y nos aporten confort sin quitarnos salud por otro lado.
También es básico evitar el uso de estimulantes como el café, el té o bebidas energizantes. Tanto el tabaco como el alcohol podrían agravar igualmente nuestro estado anímico.
Hormonas
Es muy frecuente la pérdida de pelo durante el postparto, lactancia, menopausia o en problemáticas asociadas al deficiente funcionamiento de las tiroides. El aumento en la prolactina y la testosterona está en el origen de los cambios en el ciclo de caída de nuestro pelo.
Tratamiento: todo y que en estos casos lo mejor es el tiempo. Después de un parto y una lactancia nuestro ciclo capilar irá equilibrándose paulatinamente hasta recuperarse por completo, es cierto que existen algunos complementos que pueden ayudarnos desde el interior. Lo mejor será nutrirnos con una alimentación completa, pero, en las fases hormonales más vulnerables nos irá muy bien suplementar con complementos vitamínicos del grupo B, ácidos grasos, omega 3 y minerales como el zinc, hierro y el calcio. En tu farmacia existen complementos específicos formulados para paliar el déficit de estos micronutrientes durante estas etapas en concreto.
Caída estacional del cabello
Es cierto que en épocas, como el otoño, nuestro pelo tiende a caer en mayor medida. Durante el ciclo anual cambia también nuestro ciclo capilar y la fase telógena (la etapa final de nuestro pelo) suele coincidir con el otoño y el comienzo de las temperaturas más frías. No se trata de una alopecia preocupante, ya que suele ser la que antes remite, pero a veces y por cuestiones de hábitos, se extiende demasiado en el tiempo y nos puede llegar a preocupar.
Tratamiento: asegurar ingerir oligoelementos, vitaminas del grupo B, selenio, azufre y zinc ayudará a rebajar la caída del cabello y, sobre todo, a retomar nuestro ciclo con normalidad.
Durante esta estación es más importante que nunca evitar el uso de tratamientos agresivos para nuestra cutícula como la permanente, decoloración o el uso del calor excesivo.Tampoco conviene abusar de coleteros, horquillas y otros medios que fomentan el desprendimiento de la raíz y la debilitación de la fibra capilar. Una buena alimentación seguida de cuidados cosméticos adecuados será clave para evitar una mayor pérdida.