Las rojeces de la piel, especialmente de nuestra cara, pueden ser una afección muy molesta, sobre todo a nivel estético. No te asustes, pueden tratarse y mejorar, aunque primero necesitamos averiguar cuál es su posible causa. Otra alternativa es recurrir a tratamientos con productos cosméticos de farmacia para taparlas. 

En nuestra piel existen muchos pequeños capilares que, debido a diferentes motivos, a veces se dilatan, en ese momento se expanden y se llenan rápidamente de sangre, lo cual los hace externamente visibles y produce el rubor. Resulta más visible en algunas partes del cuerpo en que estos capilares están más cerca de las capas superficiales de la piel, como pueden ser las aletas de la nariz, las mejillas o el pecho.

Qué provoca las rojeces en la cara

 Los principales motivos por los que aparecen suelen ser:

  • Emociones como la vergüenza o la ansiedad: el clásico sonrojo por vergüenza se produce por una liberación hormonal que dilata los capilares. Se trata de una rojez temporal y no preocupante.
  • Calor: el calor favorece que los vasos sanguíneos se dilaten y se hagan visibles. Estas rojeces pueden deberse a una fuente de calor directa o indirecta o a la práctica de ejercicio físico intenso. Este tipo de enrojecimiento es momentáneo y no resulta preocupante si no hay un exceso de calor o insolación.
  • Menopausia: durante los cambios hormonales que suceden en el periodo de menopausia, muchas mujeres son afectadas en el flujo sanguíneo durante los episodios conocidos como “sofocos”, como consecuencia la piel puede enrojecerse. No suele ser preocupante para la salud, pero si los efectos son molestos a nivel estético puedes usar tratamientos dérmicos.
  • Rosácea: la rosácea es un trastorno en la piel que suele provocar rojeces, pero también acné y otras molestias cutáneas. Sus causas aún no se han determinado, pero sí se sabe que podrían influir o empeorar la exposición al calor o al frío, la ingesta de alcohol, el estrés o algunos medicamentos. Se trataría de unas rojeces permanentes y que se beneficiarían no solo de un tratamiento facial sino, en algunos casos, del uso de medicamentos antibióticos recetados por un médico especialista.

Existen otras tantas causas como los desórdenes endocrinos, el consumo de alcohol, el tratamiento con algunos medicamentos, el síndrome de activación mastocitaria… que requieren de atención médica previa a iniciar un tratamiento tópico.

En cualquier caso, los hábitos genéricos a implementar para reducir las rojeces serían:

  • Disminuir la exposición al sol y usar cremas solares
  • Consumir agua suficiente a lo largo del día
  • Eliminar o disminuir notablemente el consumo de alcohol
  • Dejar el tabaco
  • Evitar los cambios bruscos de temperatura
  • Que los productos irritantes no entren en contacto con nuestra piel (alcohol, cloro, cal, detergentes agresivos…)

Aunque el cambio de hábitos puede ser la base, es importante complementar con productos cosméticos, calmantes y suplementos que ayuden a mejorarla desde nuestro interior.

Otros tratamientos para evitar las rojeces

Los tónicos calmantes a base de aloe vera o rosa, las aguas micelares en su formato para pieles sensibles, las cremas específicas para rosácea y los sérums que finalicen el tratamiento pueden disminuir notablemente el enrojecimiento cutáneo. También es de gran ayuda la aplicación de aloe vera puro directamente sobre la piel o la pulverización de agua termal, especialmente cuando las temperaturas suban. 

Otro producto cosmético que nos puede ser de gran ayuda, no para eliminarlas, pero sí para “borrarlas” o bien disimularlas, es el maquillaje facial, aunque es importante que no contenga elementos irritantes como perfumes o alcohol y presente componentes suavizantes y calmantes dentro de su fórmula.

Pero, sin duda alguna, el cosmético que nunca puede faltarte si tienes tendencia a las rojeces es el protector solar, bien sea con pantalla química o física, pero evitando perfumes excesivos y un porcentaje alto de alcohol en su composición.

En cuanto a comprar vitaminas como suplementación, nuestros básicos son los complementos a base de betacaroteno, vitaminas del grupo B, vitamina C, el zinc y los ácidos grasos omega-3. 

Otros de los suplementos más top son el rusco, el aceite de borraja a nivel interno y la Niacina.