¿Sabías que todo bronceado es una señal de defensa de nuestra piel ante la agresión que supone la exposición solar? Cuando nos bronceamos es porque nuestra dermis reacciona y se protege de los rayos UVB y UVA, por este motivo podría decirse que no hay un bronceado natural 100% saludable y es básico protegerse siempre que podamos del sol con cremas solares.
Aún y este hecho es muy complicado evitar “coger color” si pasamos mucho tiempo en el exterior, como suele ser el caso durante la época estival. No tiene por qué crearnos un problema mayor si hemos sido prudentes a la hora de utilizar nuestra protección solar y, por cuestiones estéticas, puede gustarnos mantener ese color tostado y alargarlo todo lo que nos sea posible en los meses más fríos.
Si bien es importante conocer que dependerá en gran medida de nuestra piel, el poder disfrutar de un bronceado lo más saludable posible durante el mayor tiempo: si es grasa, mixta o seca, si es clara o de por sí bronceada, si nuestro subtono es frío o cálido… hará que reaccione diferente a los medios que pongamos para dilatar nuestro bronceado natural en el tiempo.
Alimentación para el bronceado natural
Nuestra dieta puede ayudarnos a sostener un color más subido gracias a la presencia de betacarotenos y a una buena hidratación interna. Los grandes aliados de los que podemos hacer uso serán frutas, verduras y líquidos sin azúcares o alcohol, en especial; la zanahoria, tomate, pimiento rojo, naranja…
También nos será un soporte tomar alimentos antioxidantes para favorecer la regeneración celular y prevenir el envejecimiento propio de los daños solares, algunos de los más reseñables son: arándanos o frutos secos como almendras, pistachos o nueces.
Por último, aportar las dosis adecuadas de omega-3 hará que los procesos inflamatorios y las rojeces disminuyan. Nuevamente, nuestros aliados serán los frutos secos, pero especialmente el salmón y pescados azules.
Seguir usando el aftersun
Tal y como te dijimos en la entrada en la que te hablábamos del aftersun, su uso, entre otros, es un modo de prolongar el bronceado. Pero no solo aplicado justo después de tomar el sol, sino las semanas posteriores. Podemos ayudarnos de él para mantener nuestro tono, usándolo a diario al menos una vez a modo de crema corporal y especialmente después de la exfoliación.
Autobronceadores
En el mercado disponemos de productos autobronceadores, pero también de aftersun específicos para calmar la piel que, además, incluyen en su composición ingredientes que producen reacciones químicas oxidando la piel, esto aumenta su color de base. Además, este producto ayuda a evitar pelarse después de quemarse y regenerar la piel.
Antiguamente, estos productos dejaban un aspecto naranja y artificial, también ofrecían un resultado con zonas parcheadas que resultaba poco estético. A día de hoy existen alternativas que nos aportan un resultado progresivo (aumenta muy paulatinamente con las aplicaciones) y ofrecen un aspecto más natural y bonito.
Siempre hay que aplicar el autobronceador después de una buena exfoliación y con la piel limpia. Es imprescindible extenderlo con calma y evitar insistir en zonas con la piel más gruesa (como rodillas o codos) y en las partes donde haya pliegues.
El producto debe de ser el suficiente para poder cubrir toda la superficie a “teñir” pero no tanto como para que existan excesos, por lo que es muy idóneo aplicarlo poco a poco. Por último, y pasado el tiempo de reacción, podemos reaplicar si el resultado no ha sido tan intenso como el esperado. Para mantener el color solo nos quedará volver a repetir el proceso semanalmente o siguiendo las indicaciones del fabricante.