Si bien no existe una definición oficial y acordada a nivel mundial de cosmética natural, sí que nos encontramos con un consenso en que se trate de productos con una composición que respete el medio ambiente, en la que sus ingredientes sean de procedencia natural y no sintética, con certificado ecológico y que ninguno de ellos esté asociado a riesgos para la salud. Muchos productos de cosmética de farmacia son naturales y, además de ser respetuosos con el medio ambiente, no contienen tóxicos para la salud y estimulan la capacidad curativa innata del cuerpo.
No se trata de que la cosmética sintética no sea segura, pero sí que existen estudios que relacionan la acumulación de algunos de sus ingredientes con ciertas problemáticas, por ejemplo en el sistema endocrino. No deberían de ser peligrosos, utilizados en su medida, pero, debido a que algunos sí son acumulativos, hay quienes aseguran que conviene evitar un uso masivo y muy extendido en el tiempo de dichos productos.
En distintos países existen certificaciones propias que distinguen a un cosmético natural del que no lo es (por ejemplo ECOCERT, BDIH o NATRUE) pero, además de fijarnos en las certificaciones, podemos revisar la etiqueta para tener en cuenta estos aspectos.
Ingredientes aptos y prohibidos
Por normal general, una de las características más reseñables de la cosmética natural es que el INCI debe de ser claro y aportar información concreta sobre sus compuestos. Esta es una parte del producto que deberemos revisar siempre y asegurarnos que ninguno de sus ingredientes son parabenos, derivados del petróleo o cualquier tipo de aditivo que pueda resultar un disruptor endocrino. Respecto a estos últimos, se trata de químicos capaces de imitar nuestras hormonas y, por ende, pueden ocasionar un desequilibrio en el funcionamiento básico de nuestro cuerpo. No podemos enumerarlos a todos, ya que se han detectado más de 1000 químicos que ocasionarían este fenómeno, pero podemos revisar los que contienen nuestros productos cosméticos. Existen webs y apps donde escanear los códigos de barras de cada producto y comprobar si contiene disruptores, entre otros ingredientes dudosos.
Sin embargo, los ingredientes seguros se caracterizan por su procedencia natural: aceites vírgenes y mantecas, extractos, aceites esenciales, hidrolatos, ceras, arcillas…Algunos de los más usados son el gel de aloe vera, la cera de abejas, la rosa mosqueta, la vitamina E, extracto de camomila y aceites como el de aguacate, almendra o macadamia.
Por otro lado, los productos lavantes como champús y jabones deberían de evitar los tensioactivos o contener pequeñas proporciones de ellos y siempre de origen vegetal.
Respetuosos con el medio ambiente
No solo a la hora de que contengan ingredientes menos contaminantes, sino durante el proceso de fabricación deben de ser productos meticulosamente creados para no contaminar, con envases reciclables y con ingredientes procedentes de plantaciones ecológicas y no extensivas. Es por esto que los productos naturales generan menos huella de carbono y menos residuos o unos completamente orgánicos, este punto es esencial en el caso de los protectores solares, ya que muchos de los sintéticos contaminan las aguas en las que nos bañamos.
Cruelty free
Este no es un requisito que cumplan todos los productos, pero si una mayoría de marcas pretendidamente naturales. Se trata de no contener ingredientes ni sus derivados testados en animales. Tampoco contenerlos de aquellas materias primas que destruyen ecosistemas mediante su cultivo.
Como podéis ver, el uso de la cosmética natural no solo responde a motivaciones de salud y resultados estéticos, sino que se trata de toda una filosofía de vida basada en la sostenibilidad, ecología y el respeto y cuidado a otros seres vivos.
Puedes atender a estos tres puntos para revisar si tus cosméticos pasan el filtro para llamarles “naturales” pero no te olvides tampoco de investigar por internet. Aunque en los últimos tiempos ha empezado a regularse, han proliferado las marcas que se vendían como naturales, pero que no respetaban estos puntos de los que te hemos hablado. En la red encontrarás listas de algunas de ellas y también alternativas “seguras” y certificadas que cuidan a conciencia el modo de producción y sus ingredientes.