En un momento donde existen grandes problemas de salud mental por los constantes cambios y presiones que se reciben por nuestro entorno, en ocasiones esto se transforma en lo que se conoce como hambre emocional. Esto provoca que a largo plazo tengamos alteraciones en el orden correcto de nuestro día a día, y a la vez, cambios en el comportamiento de nuestro organismo.
Este trastorno genera un tipo de cambio en el comportamiento o conducta del ser humano. Por ello, hay que seguir una serie de pautas para poder gestionar de una manera correcta lo que se conoce comer por ansiedad, que afecta a nuestra nutrición y que en la mayoría de las ocasiones está provocada por cambios ansiosos en nuestro día a día.
Qué se considera hambre emocional
En un momento de nerviosismo y excitación, se suele producir un problema de estrés o ansiedad, la cual deriva en cambios en nuestra rutina alimentaria. En ocasiones, nos encontramos con un cuadro ansioso donde se provoca que exista un problema de insaciedad que hará que tengamos que optar por comer cantidades excesivas de comida con la intención de calmar es sensación de hambre.
Este tipo de cuadro sucede especialmente cuando no tenemos apetito y a la vez se origina como una medida disuasoria para gestionar esos problemas personales. De este modo, nos encontramos con un trastorno maniático impulsivo, en el que nos produce una gran sensación de hambre, en la que tenemos que comer de una forma descontrolada. Con esta acción nos produce un efecto anestésico que nos permite gestionar las emociones negativas.
Como se ha indicado con anterioridad, este cuadro está producido entre varios factores, en los que se incluye la ira, el estrés, la depresión e incluso una baja autoestima. Todo ello, genera un cuadro interno que hace que el cuerpo se quiera alimentar con la intención de tener mejor sensación.
En ese aspecto, nos encontramos con varios cambios en nuestro cuerpo y es por ello, que podemos ver como nuestro peso se va a ver aumentado notoriamente y en algunos casos nos podemos encontrar con cuadros de sobrepeso e incluso ansiedad. En cambio, en otros casos también nos podemos enfrentar a cambios propios y tener cuadros de anorexia e incluso bulimia.
Principales causas
A continuación os detallamos las causas que ocasionan el hambre emocional:
- Aburrimiento: Es una de las más frecuentes y es que el hecho de no tener nada que hacer hace que se produzca una sensación de aburrimiento y se come por inercia. Es una de las acciones más reiterativas y por ello permite que nos distraigamos de nuestro día a día.
- Gestión emocional: La comida sofoca las emociones propias como el miedo, la soledad o la vergüenza, como es el caso de las comidas navideñas, por lo que se logra ignorar las emociones de una persona y lograr evitar el sentimiento de miedo.
- Hábitos: Desde la infancia la comida es el premio o castigo de los más pequeños. Por ello, no es de extrañar que se trabaje en la gestión emocional mediante la alimentación.
- Influencias: Copiamos lo que vemos que hacen los demás. El ser humano simula esas experiencias que hace el resto de nuestro entorno y es un hecho. Este tipo de casos se conoce como saciedad colectiva.
- Estrés: Es evidente que existen problemas de mayor envergadura que ocasionen que se produzca la segregación de cortisol, la denominada hormona del estrés. Esto provoca que se produzca antojo de fritos, dulces, salados, y alimentos con una gran carga calórica.
Consejos para evitar el hambre emocional
Existen distintas maneras de poder gestionar el hambre emocional, a continuación os dejamos las más importantes:
- Haz ejercicio: El hecho de mantenerte en forma de manera continuada, hará que tu mente esté centrada en otros aspectos. Todo ello, permitirá que al estar ejercitándote no le prestes suma atención a lo que suceda y a la vez puedas tonificar tu cuerpo. Este tipo de acción hará que puedas gestionar mejor tus emociones.
- Controla tu alimentación: Se recomienda tener un memorándum o diario a mano para poder gestionar y tener controlado todos aquellos alimentos que tengas en tu día a día. Por ello, te puede ayudar a determinar esos alimentos que pueden hacer que te originen mayor ansiedad.
- Visita a especialistas: El nutricionista es la persona que te dará los mejores hábitos de consumo y alimentación. Por ello, te dará algunos consejos para que puedas gestionar la ansiedad.
- Hidrátate bien: La ingesta de agua antes de las comidas hará que puedas reducir la ansiedad y a la larga la percepción de hambre, por lo que tendrás que trabajar en un aspecto mucho más amplio. Con ello, lograrás gestionar los cambios alimenticios oportunos.