En nuestro día a día, es posible que nos encontremos con algún tipo de reacciones o alergias que nos perjudican en nuestro día a día, llegando a afectarnos en nuestra nutrición. Entre ellas, destaca una sobre el resto y esa es la sensibilidad cruzada, que se trata de una patología que no es distinta ni diferente y que sorprende por una gran versatilidad de condiciones.

Esta situación ha derivado que en largo plazo nos encontremos con grandes alteraciones de nuestra actividad diaria y a la vez, tengamos que evitar comportamientos que antes eran habituales. Por ello, no hay que dudar en acudir al especialista siempre que veamos un cuadro patológico de estas características y originen una serie de complicaciones que no nos dejarán indiferentes. 

Definición de sensibilidad cruzada o reacción cruzada

La denominada o conocida como sensibilidad cruzada se centra fundamentalmente cuando existe una notoria presencia de una sintomatología que puede corresponder a la alergia o intolerancia a un tratamiento o patología y que afecta sin saberlo y sin tener nada que ver con la otra parte del organismo.

De este modo, una simple alergia al gluten o al polen pueden originar una alergia o otro elemento directo que en ningún caso se consumió previamente. Por ejemplo, cuando se tiene alergia al polen, es posible que también tengas alergia a los frutos secos, a la fruta, legumbres, hortalizas y verduras. En ese sentido, no tienen que ser siempre de la misma familia que del producto original al que se tiene esa complicación. 

En algunos casos, hay personas que tienen un tipo de anticuerpos sanguíneo denominado Inmunoglobulina, más conocido como IgE, que interviene directamente en las reacciones alérgicas y a la vez originan una respuesta frente a distintas moléculas.

Cuando hablamos de reactividad o sensibilidad cruzada, hacemos referencia cuando un mismo anticuerpo IgE permite reconocer a distintos alérgenos en las especies diferentes, y a la vez, genera una respuesta alérgica a las mismas.

Por otro lado, nos encontramos en situaciones en las que un medicamento produce una reacción inesperada en un mismo paciente y a la vez no se debería tratar por dicha patología. Por ello, se llega a desencadenar otras situaciones mucho más comprometidas en las que se pueden originar otro tipo de compromiso sanitario.

Principales motivos por los que se produce

Una vez se comienza a incorporar este tratamiento a nuestro día a día, el alergeno desencadena una reacción alérgica, y es que el anticuerpo reacciona como si fuera un enemigo y se comienza a percibir la sensación de unos síntomas propios de la alergia. Para que esto se produzca, debe haber una parte del alergeno que se une al anticuerpo, conocido por epítopo, por lo que deben existir distintas partes que cuenten con una estructura similar de lo mismo.

Por otro lado, es posible que nos encontremos situaciones donde un medicamento común contenga ciertos componentes, los cuales, indirectamente también genera ese tipo de reacción en cadena con otros tratamientos. El caso más típico es cuando un paciente es alérgico a la penicilina, es probable que tenga el mismo problema con la amoxicilina.

Sintomatología más destacada

A continuación os detallamos los principales síntomas:

  • Oído; Prurito, oído taponado, acúfenos, vértigo
  • Pulmón: Disnea, flemas, tos
  • Vista: Diplopía, prurito, escozor, fotofobia
  • Boca y garganta: aftas, ronquera, gingivitis, sequedad
  • Sistema nervioso: ansiedad, fatiga, insomnio, vértigo, dolor de cabeza
  • Nariz: Rinitis, estornudos o congestión nasal
  • Sistema genitourinario: enuresis, alteración en la menstruación o dolor al miccionar.
  • Piel: Calambres, dermatitis, manchas, alteraciones en la sudoración.