El suelo o también llamado “piso pélvico” ya no es una zona de nuestra anatomía desconocida para mucha gente. Hace tiempo que empezaron a popularizarse tipos de ejercicio específicos para esta cadena muscular, pero todavía existen muchas personas, y en especial mujeres, que desconocen bien su forma,  funciones y cómo prevenir su debilitamiento.

El suelo pélvico consiste en una serie de músculos que van desde el hueso sacro hasta el pubis y sostienen y mantienen en su lugar órganos y estructuras internas. Sin ellas el buen funcionamiento de dichas estructuras no sería posible.

Importancia del suelo pélvico

Como hemos dicho su importancia es básica para que no existan problemas en la ejecución de funciones de distintas partes de nuestra zona pélvica, ese mal funcionamiento podría afectar a modo de cadena a distintas secciones de nuestro cuerpo y al correcto desempeño de muchos órganos. Todo ello podría ocasionar desde dificultades en la producción o síntesis de hormonas hasta inconvenientes mecánicos que nos impedirían realizar cometidos básicos como miccionar o defecar, pero podría afectar a nuestro organismo en general.

Las partes que se deterioraron primero serían el útero, la vejiga, y otras vísceras. El diafragma pélvico y los músculos que lo rodean: músculo elevador del ano, coccígeo y urogenital son la clave para protegerlos en su lugar.

Su disfunción podría iniciar procesos de incontinencia o prolapsos (descuelgue de órganos intraabdominales que pasarían al exterior del cuerpo).

Causas que podrían debilitarlo

Existen diferentes causas relacionadas con hábitos o estilo de vida, pero también procesos naturales difícilmente evitables:

  • Cirugías del aparato genitourinario
  • Tratamientos médicos como la quimio o radioterapia.
  • Embarazo
  • Partos
  • Obesidad
  • Deportes de impacto
  • Estreñimiento 
  • Enfermedades respiratorias
  • Baja actividad física
  • Menopausia y cambios hormonales

Señales de su debilitamiento

Si has pasado o estás pasando por uno de los procesos mencionados te ayudará conocer las señales de alarma que pueden ayudarte a reconocer su aflojamiento.

  • Pérdidas involuntarias de orina, heces o gases, especialmente al realizar esfuerzos como agacharse, sostener un peso, estornudar o reír.
  • Frecuentes infecciones del tracto urinario
  • Dolor al miccionar
  • Sensación de pesadez en el bajo abdomen que puede aumentar al cabo del día
  • Apreciar un bulto en la salida de la vagina
  • Necesidad frecuente de orinar
  • Dificultad para miccionar o defecar

Estos síntomas son una señal clara de que algo no anda bien, para asegurar de que se trata de nuestro suelo pélvico deberemos recurrir a la revisión de un especialista en la materia.

Soluciones para fortalecer y reconstruir la musculatura pélvica

Cuando ya se ha detectado un problema deberemos consultar con un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico, este evaluará el grado de daños y el tipo de tratamiento y pautas.

Lo más habitual es que, en consulta, se recurra a herramientas como la electroterapia o incluso la radiofrecuencia. En casos más complicados o que el debilitamiento lleva mucho tiempo afectando a la zona, existe la opción de someterse a un tratamiento láser que se llevará a cabo por un médico formado en la materia.

Sin embargo, en muchas ocasiones no es necesario hacer uso de ninguna maquinaría especial, sino adecuar una rutina de ejercicios de fuerza para “levantar” el puente que conforman los músculos. La pauta debe ser ajustada por el mismo especialista y  suele consistir en la combinación de ejercicios hipopresivos con kegel, en ocasiones se recurre a pesos como las bolas chinas  y otros mecanismos que aumenten la resistencia.

Por último, queremos remarcar que la salud pélvica cobra una mayor relevancia, debido a motivos mecánicos, en el caso de las mujeres, pero los hombres no están exentos de problemáticas asociadas a la zona y requieren de revisiones y tratamientos adecuados a su físico.