Las cremas solares infantiles son esas cremas, geles, aerosoles o aceites que preserva nuestra piel contra los rayos UVA y UVB absorbiéndolos, dispersándolos o reflejándolos. Por todos es conocida la importancia de su utilización a diario y en especial en épocas de máxima exposición, pero aún es de mayor consideración cuando hablamos de niños. La delicada dermis de los bebés y pequeños de la casa, propensos a la piel atópica y alérgica, hacen que sus productos necesiten ser doblemente testados y contengan una composición distinta a los orientados a personas adultas, ¿quieres conocerlos un poco más?
Diferencias del protector solar infantil respecto al adulto
A continuación os dejamos sus principales características:
- Se elimina el alcohol: esta es la principal y más reseñable diferencia respecto a las pantallas solares dirigidas a adultos. El alcohol es resecante e irritante, justamente los efectos que más hemos de evitar en la piel de los más pequeños. También evita rojeces e irritaciones en las pieles atópicas, tan usuales en niños menores de 12 años.
- Ni conservantes ni perfume: el uso de protectores solares de adultos en niños pequeños conlleva un mayor porcentaje de reacciones alérgicas debido a la presencia de estos.
- Más filtros físicos y menos químicos: los protectores solares infantiles pediátricos contienen un mayor porcentaje de filtros físicos o minerales (o lo son en su totalidad), debido a la mayor probabilidad de alergias que producen los químicos. Sin embargo, en el mercado adulto, encontramos un mayor porcentaje de filtros químicos para evitar el efecto blanquecino que producen las pantallas minerales.
- Aumento de resistencia al agua: los laboratorios han necesitado reformular los protectores infantiles para que se absorban cuanto antes, o bien, resistan todo lo posible las condiciones ambientales como los constantes chapuzones o la arena de la playa.
- Más aceitosos: la piel de los más pequeños no tiene una secreción sebácea igual que la de los adolescentes o adultos. Su producción es menor, por lo que tiende a resecarse con más facilidad. Por ende, las cremas son más untuosas y con aceites emolientes.
- No comedogénica: otra de sus características habituales es que no obstruyen la piel de los poros. Es de mayor relevancia para la preadolescencia o adolescencia debido a que los cambios hormonales comienzan a generar ese aumento de sebo, pero, hasta que no se regule, los protectores solares infantiles con siliconas y demás productos que puedan bloquear los poros aumentan la aparición de espinillas.
Cómo usar la crema solar en bebés y niños
Los bebés menores de 6 meses no deben de exponerse al sol de forma muy directa, ya que se queman y deshidratan con mayor facilidad. Desde los 6 meses a los 12 años la producción de melanina es mucho menor y debe de evitarse la exposición en horas puntas, usar gorras o ropa con filtros UV y gafas de una calidad adecuada.
La aplicación de la pantalla solar debe de realizarse unos 20 minutos antes de la salida al exterior, aunque podría producirse en el mismo momento si usamos solo pantallas físicas. En cualquier caso, la re-aplicación del producto debe de ser más constante y vigilar zonas que hayan podido quedar sin protector, ya que la duración de la crema solar no es permanente.
Los niños se mueven mucho y es complicado que se estén quietos cuando se la extendemos, por eso conviene dedicarle más tiempo al repaso. Si están mucho en el agua, como suele ser habitual, deberemos salir fuera para volver a usar nuestro protector. De igual modo, si hay juegos en los que sudan mucho o bien se rebozan en la arena de la playa. En todo caso, lo que cambiará siempre es: una mayor atención y más constancia.